jsilva 11 |
El bostezo de agua salpicaba la orilla,
su sabor rompiendo la marea desvelada,
perpetua, expectante;
insomnes fronteras acompasadas
en el vaivén que mecen las algas sin nombre.
A la espera del milagro, la niebla da luz a la escena,
submarinos el azul y el verde,
ahogados, náufragos imposibles.
La promesa arruinó el sueño marino
y el coral del beso inquebrantable.
Despierta.
Bendita la sal de tu vientre.
Aurora Rodríguez
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